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El mundo de la restauración de obras de arte, es tan desconocido y la vez tan famoso. Lo que la gente conoce se aleja tanto de la realidad.

Las y los restauradores de obras de arte somos una especie fuera de lo común. Y en este blog vamos a intentar esclarecer muchas dudas, o malentendidos o equivocaciones en torno a nuestra profesión, para poder ofrecer una visión más global y más REAL de nuestro trabajo.

Podemos encontrar dos grandes grupos, los que trabajan en museos y en administraciones públicas, bajo un techo, con un contrato, con ciertas condiciones laborales y sobre todo con bata de trabajo.

SI n embargo, podrás encontrar a otro tipo, el restaurador AUTÓNOMO, que podrás diferenciar por dos rasgos muy característicos, lleva ropa de trabajo de construcción, botas con punta de hacer y siempre van cargados con una mochila.

Este grupo no envejece igual que el primero, este grupo trabaja en andamios, en excavaciones, a la intemperie, con frío o con calor.

Los especímenes de este segundo grupo, generalmente son itinerantes, conocen pueblos en los que tal vez solo haya una iglesia, un convento, o cuatro piedras. Tienen que vivir en comunidad con otros restauradores de su mismo grupo. Las edades de los miembros de este grupo siempre son indeterminadas, ellos se mantienen jóvenes.

Este grupo es mayoritario, sin embargo, para el público general, los conocidos son los del primer grupo, esos que salen en los reportajes sobre las restauraciones más famosas e importantes, esos que llevan bata, que trabajan en talleres con la más puntera tecnología.

Pero la realidad no es la misma para todos.

Y no es fácil pasar a ese primer grupo.  Ya hablaremos otro día de este camino.

Hoy para empezar a conocer este mundo desconocido empezaremos por decir que a pesar de esas diferencias hay algo que todos tenemos que escuchar, sin distinción

Empecemos por el principio.

Cuando te presentan a alguien nuevo y llega la pregunta, ¿a qué te dedicas?

Si eres restaurador, seguro que alguna vez has pensado; voy a mentir, digo otra cosa. Otra vez explicarlo.

Y al fina dices la verdad. Y ocurre lo siguiente

Tú: soy Restauradora de obras de arte

Otro: ¡ay! ¡Qué bonito!  y eso, ¿se estudia en la universidad?

Tú: sí, es una carrera

Otro: eso es bellas artes, ¿no?

Tú: No, es una carrera aparte, aunque también es una especialidad dentro de Bellas Artes

Otro: Ah, y ¿dónde se estudia?

Tú: Enumeras todas las escuelas de restauración que te vienen a la cabeza.

Otro: Preguntas varias referentes a la carrera, si es de letras o ciencias, ¿qué estudias en la carrera? Etc.

En este punto tú ya estás aburridísima, ¿porque hace mucho que pasó todo esto y porque lo has contado tantas veces… a qué no le preguntas tú a un administrativo, médico o profesor qué estudia en su carrera?

¿Después vienen las preguntas sobre cómo es el trabajo, o si trabajas en un museo, y cuando dices que no, te dicen, ah, y no te gustaría?

Tú (pensamientos) no, prefiero pasar frío, calor, estar subida a un andamio, ser itinerante, no saber cuando trabajaré este año…- pero dices: no, es que eso es por oposición, ¡¡y no hay tantas…sonrisa!! ”sonrisa falsa”

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